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Hoy me dijeron ingenua. También me dijeron que "lo que yo hago" no sirve para nada, seguramente y doy fe, una de las cosas más hirientes que se le pueden decir a una persona que encontró su compromiso en la militancia política, al entender que esta es la ÚNICA herramienta transformadora para el cambio.
A reflexión, es necesario dar fe de cuantos ingratos productos del Menemismo nos encontramos por la vida. Algunos, son apolíticos full time, otros tienen un pseudo-intelectualismo y piensan que por estar informados, estan excentos de la primera brecha, cuando en realidad son aún peores. Son los flojos, los que en otra época hubiesemos llamado "tibios", los que no son necesarios para escribir la historia,los que reivindican las ONG, las campañas solidarias y nunca falta el gran compañero de cáritas. Ahí esta, para ellos, el cambio, el pequeño cambio. Curioso las inclinaciones de la clase media, el cambio es la asistencia social, la caridad; de alguna manera saciar o cumplir con esa cuota de servir y ayudar al otro, para cumplir ese circulo que alguna vez la moral cristiana impuso para ser "buenas personas"; todos los complejos medidos por la misma vara.
Pase a reflexionar luego, si esto es verdad. Si es verdad que todo lo que hacemos no sirve para nada, porque en algún momento este espiral que es la historia se va a cerrar y algo nos va a hacer mierda a todos, para qué; entonces? porque alzar una bandera para grabar el nunca más en la memoria colectiva si podemos todos ir a una ong para salvar a los wichies o los niños con cancer?. Entonces me dí cuenta, que si el día de mañana el mundo sigue así y perdimos, yo voy a poder mirar a mis hijos a los ojos y decirles que esto es así pero que lo intentamos; y cada vez que la juventud retome el compromiso de una patria grande, con toda la devoción y entrega que se necesita, nada es en vano, ni lo será. Siempre van a estar los otros, los detractores, los apolíticos, los cómodos, los conformistas, los ciegos que no ven lo que les baila en las narices...... en fin, los ingenuos de siempre.






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O silencio das estrelas